Reinventarse a uno mismo es posible siempre

Reinventarse… Esta palabra suena a empezar de cero.

Cuando estudiaba psicología, me fascinaba leer a los diferentes teóricos que esgrimían conceptos  para enfocar su estudio de la personalidad desde un punto de vista único y proponer una teoría para entenderla. Y lo que más me fascinó fue comprender que muchos de ellos se enfocaban en dichos conceptos motivados por alguna cosa de su propia vida

Llegué a la conclusión de que el hecho de haber sufrido por algo, o el hecho de haber carecido de algo, o haber tenido demasiado de algo, fue precisamente lo que los llevó a estudiar psicología. Para entenderse y entender a los demás. Entonces, se puede estudiar la personalidad desde el punto de vista de la sexualidad, de la inferioridad, de lo inconsciente, de las crisis que se dan a lo largo de toda nuestra vida.

Podríamos decir que desde que nacemos hasta más o menos la mitad de nuestra vida, nosotros construimos una parte de nosotros un tanto de forma automática y manipulada por otros, internos y externos, pero, de acuerdo con Jung, hacia la mitad de la vida se nos presenta la oportunidad, si nos damos cuenta, de presenciar en nosotros el nacimiento de un nuevo individuo psicológico: nuestro ser completo producto de la individuación.

Seguir pensando que nuestra personalidad queda fijada por ahí de los 5 años y que ya nada podemos hacer, es un pensamiento obsoleto e inútil. Sentir que cuando llegamos a la mitad de la vida lo único que queda es ir haciéndose a un lado para que surjan los más jóvenes mientras nosotros nos posicionamos en lo que logramos conseguir, si lo logramos, es algo patético.

Cuando nos damos cuenta que construimos una vida, tenemos una carrera, unos hijos que crecen, un trabajo o varios, en realidad es el momento para pararse y preguntar: ¿estoy bien así? ¿podré conseguir algo más? ¿podré buscar un cambio y reinventarme para dar todo lo que todavía puedo dar?

Pero, y ojo con esto, existen personas que desde muy jóvenes anhelan un cambio en sus vidas. Comenzar de cero y borrar lo vivido.

Así que, ¡todos podemos reinventarnos! A los 30, 40, 50, 60 y más.

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