
Cuando tenía 30 años me sucedieron dos cosas enormes: una agresión social de la que me costó mucho trabajo levantarme y superarla, y, conocer a mi maestro John de Abate.
Vivir no es fácil. Sobre todo cuando las cosas de tu entorno no favorecen tu desarrollo. Sin embargo, uno siempre puede levantarse y superar a ese entorno. Lo único que necesita es hacerse consciente. Darse cuenta. Darse cuenta de lo que te rodea y darte cuenta de quién eres.
Los gnósticos lo llaman: practicar la clave de sol preguntándose en cada situación: dónde estoy, qué estoy haciendo, quién soy. Ya no recuerdo por qué se llama así, pero la recuerdo siempre como una herramienta poderosa.
Antes de mis 30 años yo era como una hoja arrastrada por el viento. Iba de aquí para allá, llevada por las circunstancias externas. Ni siquiera sabía si yo era fuerte o débil. No me conocía.
Después de mis 30 años, cuando ocurrió lo que he llamado siempre, “el después del centro de cine”, el dolor de vivir me llevó a tropezarme conmigo misma. A enfrentar mi sombra.
Después uno comprende que a la sombra no se le enfrenta. Más bien se la integra a la luz propia. Porque la vida no es solamente luz. La vida es la penumbra y hay que aprender a vivir en ella. Yo lo aprendí.
Aprendí a vivir. Aprendí a ser feliz. Aprendí a asumirme como un ser humano con voz propia. Con opiniones propias. Es decir, encontré mi propia voz.
¿Para qué puede servir todo lo que aprendí?
¡Para compartirlo! No es que yo quiera ser maestra de nadie. Pero, si hay algo que he aprendido bien es a observar. Y, ¿saben qué? Observando a este mundo que se ha vuelto loco. Que anda rodando por ahí, sin límites, ignorante de sus consecuencias, observándolo y observando a muchas personas, he llegado a descubrir que lo único que se necesita para vivir bien son 4 cosas:
- conciencia
- libertad
- decisión
- acción
No necesitamos nada más. La conciencia es ese darse cuenta. La libertad es atreverse a tener una voz propia, una opinión. La decisión es atreverse a romper con lo que te imponen otros. La acción es ser y hacer.
Mi plataforma es mi emprendimiento
Llevo muchos años buscando caminos y fue en estos últimos dos años que lo encontré. Estoy trabajando sola. Soy la que escribe guiones y artículos, soy la que diseña el sitio, soy la que produce videos y cursos, soy la que hace el trabajo de posproducción, de marketing de contenido… Tengo 68 años y un emprendimiento nuevo que está abriéndose a la luz.
Y quiero que me conozcan y que conozcan mi trabajo. Y me encantaría recibir feedback de parte de ustedes. Lo necesito.
Me gustaría encontrar personas que se quieran integrar a este emprendimiento. Hay tanto por hacer: acondicionar un estudio, ofrecer espacios, vender publicidad, producir programas… ¡tanto!
¿Qué vas a encontrar en la plataforma de Estación Victoria?
Mi sitio consta de 3 partes: el acompañamiento para lograr un sueño, los cursos en línea pronto y la plataforma de streaming.
El acompañamiento son sesiones individuales con una duración de 90 minutos. Para gestionar cosas. Emociones, sueños, metas.
Los cursos en línea son varios y prácticamente todos están orientados a la psicología.
Y la plataforma.