¿Conspiradores? Cada vez son más las personas que se van dando cuenta de cómo está estructurado el mundo. Por desgracia, todavía son muchas las personas que piensan que todo está bien, y entonces nos llaman conspiradores a los que ya nos dimos cuenta de la verdad…
Pero los conspiradores son otros…
¿Cuál es la realidad? ¿Qué es real?
Hay muchas capas de realidad superpuestas unas sobre las otras. Y somos nosotros quiénes creamos la realidad, sea porque somos conscientes de que podemos hacerlo, sea porque tomamos un pensamiento ajeno que creímos nuestro, lo moldeamos y lo vivimos. O porque la creamos cuando vivimos desde el inconsciente personal o colectivo. Y creemos que es nuestro destino.
Pero existen personas, o seres, que saben perfectamente que la esencia de la realidad es mental. Que basta con exponer una idea usando medios grandes para divulgarla, asegurando que lo que se expone es real, para que todos lo crean, lo asuman y lo usen como su punto de partida para vivir. Eso lo hicieron con todo. Sobre todo con aquello que sirve para manipular. Para controlar.
Los que nos precedieron
Muchos grupos de personas, muchas civilizaciones, muchos pueblos de todo el mundo, han llegado a las mismas conclusiones y sin tener relación entre sí. Los egipcios, los indígenas de América del Norte, los indígenas de América del Sur, por citar sólo a algunos, llegaron a comprender que provenimos de una misma cosa, que somos parte de un todo que todo lo contiene. Que somos el todo.
Los egipcios sostenían a través de los principios herméticos, que la naturaleza del universo es mental. Que el universo es mental y que todo es mente. Mente que vibra de un polo al otro polo. Llevando y trayendo. Construyendo y destruyendo. Y que el equilibrio estaba en el centro de un péndulo mental.
Los gnósticos creían que dentro de nosotros latía una pequeña chispa. Una chispa divina que no podía manifestarse porque estábamos atrapados en la ilusión de una serie de aspectos psicológicos que buscaban apagar esa chispa.
Dentro de nosotros está tanto el bien como el mal, lo grande y lo pequeño, lo bello y lo feo y oscilamos entre uno y otro todo el tiempo. Y esa oscilación depende de esos aspectos psicológicos (ira, envidia, lujuria, orgullo, soberbia, etc).
¿Por qué unos pocos se vuelven tiranos?
Porque saben todo esto. Pero escogieron dejárselo para ellos nada más. Porque, a pesar de saber, escogieron dejarse llevar por esa serie de aspectos de los que hablaban los gnósticos, y decidieron controlar, manipular, gobernar, destruir.
En la cábala, cuando Binah (el entendimiento), se aleja de la influencia de Kether (la corona), se pierde la conexión con la fuente primordial y toda la estructura de Binah para dar orden, coherencia, disciplina, etc., se transforma en caos, tiranía… Dejarse gobernar por la avaricia, desconecta a los seres de la fuente y esto fue lo que les sucedió a este grupo pequeño que pretende gobernarnos desde hace siglos.
Llegaron a comprender que las religiones eran sus máximos aliados y las manipularon para hacernos llegar solamente aquello que iba de acuerdo a sus propios fines. Empezaron a decir que no éramos nada sin la ayuda externa. Que teníamos que depender de otros para sobrevivir. Y lo creímos así. Y lo asumimos así. Entonces nos volvimos pequeños.
¿Quiénes somos de la mano de todos esos engaños?
Dependemos de las instituciones de los diferentes gobiernos de turno, que son la misma cosa y solo cambian de nombre. Ellos deciden a dónde nos llevan en materia de salud, de educación, de justicia. Pero estos gobiernos de los diferentes países no son los que gobiernan de verdad. Ellos gobiernan para los intereses de las élites corporativas que son la primera capa de una pirámide de poder, la verdadera estructura de la sociedad.
Dependemos de la institución religiosa que nos enseña desde muy pequeños que si somos buenos y obedientes nos vamos a ir al cielo. Pero que si no obedecemos, seremos malos y nuestro castigo es un infierno eterno.
Entonces, somos seres que creemos firmemente que la verdad la tienen otros que son los que tienen el poder. Nos creemos pequeños y dependemos de lo de “arriba”, para vivir.
Estas mismas personas, que se creen superiores a nosotros, que dicen que somos “comedores inútiles”, que sobramos, son los verdaderos conspiradores. Son los que conspiran para anularnos. Esas élites y otros en la sombra son los verdaderos conspiradores.
¿Qué está pasando ahora?
Todo el sistema creado se está tambaleando. Sus estructuras vacilan en su equilibrio. Todo lo que nos enseñamos y que nosotros creíamos que era lo único cierto, está colapsando.
¿Qué le queda a una persona que se cree pequeña y desvalida, que depende de otros a los que cree superiores, pero ve que todo peligra? Se siente perdida. Se llena de miedo, se siente sola y se siente triste.
¿Podemos revertir lo que está pasando?
Un rotundo ¡Sí! El único requisito: volver la vista para adentro de nosotros mismos. Allí se encuentran todas las respuestas. Allí vamos a conectar con esa chispa que es nuestro ser verdadero. Entonces vamos a darnos cuenta que los únicos dueños de nuestra propia realidad somos nosotros. Que podemos modificar todo lo que sentimos que nos hace daño. Y lo más importante: que no tenemos que seguir las realidades que nos impusieron otros.
Pero…
Tenemos que hacer un gran esfuerzo. Tenemos que desaprender todo lo aprendido. Y tenemos que aprender que todo depende de nosotros. Que si queremos algo tenemos que trabajar en la dirección de aquello que nos lleve a lograrlo. Que en lugar de extender la mano para que otros nos den lo que necesitamos, aprendamos a emplear las manos en trabajar para conseguirlo por nosotros mismos
Somos como las gotas de un inmenso océanos. Cada gota es única. Somos expresiones únicas provenientes de un todo. No lo olvidemos