La importancia del trabajo como autónomo en un mundo automatizado

La importancia del trabajo como autónomos en un mundo automatizado

Todos lo susurran en silencio casi con miedo a escucharlo, pero el trabajo tal y como lo conocemos está en vías de desaparecer. 

Sin embargo, así como en una noche oscura, por una pequeña grieta se filtra la luz, así existe también una posibilidad, hija de la más feroz resistencia: negarnos a desaparecer en un mundo automatizado que quiere prescindir de la mayoría de nosotros.  

Call centers, fábricas, servicios de atención al cliente, empresas tecnológicas… muchos sienten que el suelo se mueve bajo sus pies. No es miedo imaginario: es real, y está ocurriendo más rápido de lo que pensamos. 

La automatización, los algoritmos, los robots no son solo herramientas: son señales de que el mundo tal como lo conocíamos ya no se sostiene. Pero ahí también aparece una grieta, un espacio donde podemos decidir cómo seguir. 

Trabajar de forma independiente como freelancers o autónomos

Crear desde la autonomía no es fácil, pero es posible. Empezar a decidir, colaborar, aprender y producir de manera independiente, es la manera de mantenernos humanos en un mundo que empuja hacia la obsolescencia. 

Si hacemos un recorrido por nuestra historia, por las calles de nuestro barrio, nos daremos cuenta de que han sido las personas con su pequeña empresa, las que han mantenido rodando a la economía: el panadero, el carnicero, el de la librería, la modista, el zapatero, y más, son los que cada día se levantan con el propósito de producir y ofrecer el producto de su trabajo para que todo en nuestro mundo marche bien.  

No es fácil. No existe mucho apoyo para un emprendedor. Y en algunos países, las cuotas que hay que pagar como autónomo son muy altas. Y tienes que pagarlas aunque no estés facturando en ese momento.

Pero…

En este momento, en este horizonte que percibimos tan oscuro, trabajar de forma independiente, es como esa pequeña grieta que permite que se filtre algo de luz dentro de una habitación oscura.

¿Cómo empezar a producir productos y servicios desde cero? ¿Qué decirle a una persona que siempre ha sido empleada de otros, que quiere emprender su propio negocio? 

¿Qué decirle a alguien que perdió su trabajo porque ahora una máquina lo va a hacer en lugar de él?

¿Qué le dirías a una persona que se resiste a ser sustituida por un robot y decide emprender su propio trabajo? .
¿Qué le dirías para que comience por sus propios medios a producir aquello que sabe hacer y lo ofrezca a otros que lo necesiten? .
¿Podrá tener un pago? ¿Existirá dentro de ese mundo que quiere ofrecer una renta básica, un espacio para pagar a un emprendedor por sus servicios o productos?

Lo que yo le diría...

Si sientes miedo de ser sustituido por un robot, recuerda esto: lo que realmente desaparece no es tu valor, es el formato antiguo en el que trabajabas. Tu capacidad de crear, resolver, interpretar, conectar, emocionar, coordinar… eso sigue siendo profundamente humano. Y sigue siendo necesario. 

Cuando decides emprender con lo que tú sabes hacer —tus oficios, tus habilidades, tus ideas— das un paso fuera del miedo. Empiezas a convertirte en autor de tu propio sistema de trabajo, y no en pieza de un sistema que otros administran. 

Si produces algo que resuelve un problema real, que mejora la vida de otras personas, que ahorra tiempo, que facilita procesos, que aporta claridad, belleza o eficiencia… claro que podrás tener un pago. La economía puede cambiar, pero el intercambio de valor nunca deja de existir. 

Sobre el mundo que promete renta básica y automatización total: sí, puede que lleguemos ahí. Pero incluso en ese escenario sigue existiendo espacio para: 

  • Personas que ofrecen servicios creativos, culturales, especializados o emocionales. 
  • Microemprendedores que crean productos únicos, personalizados, artesanales o de alto valor simbólico. 
  • Profesionales que acompañan, enseñan, producen, diseñan, organizan, curan, inspiran. 
  • Pequeñas experiencias humanas que ninguna máquina reproduce de manera auténtica. 

Los sistemas económicos pueden poner un suelo —una renta básica— pero no pueden poner un techo al valor que una persona puede crear. 

Así que si decides emprender, empieza pequeño, pero empieza. Haz lo que sabes hacer, conviértelo en algo que otros puedan usar, vivir o disfrutar. Al principio lo harás para pocos. Después, para más. Alguien pagará si lo que haces le resuelve una necesidad o le provoca una transformación. 

La clave es esta: 

No estás compitiendo contra los robots. Estás creando algo que ellos no pueden crear: tu propia visión. 

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

0 Comments
Oldest
Newest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x