Pues sí, a veces queremos un cambio, pero no sabemos qué cambios hacer. A veces, la actitud que proyectamos, la forma de presentarnos, la manera cómo nos arreglamos, nos puede perjudicar. No es que uno deba concentrarse solamente en lo exterior. Es buscar un equilibrio de lo de adentro con lo de afuera, y, de lo de afuera con lo de adentro.

Una persona que se siente mal con ella misma, lo va a proyectar afuera, por medio de su expresión corporal, del tono de su voz, de la forma en que maneja su apariencia.

Todo es un juego en esta vida lineal. Entonces juguemos. Para que nos vaya bien. Hagamos consciencia de cómo somos por dentro y cómo somos por fuera. Busquemos aquello que no calza con el conjunto y armonicémolo. De eso se trata. De buscar la armonía entre cómo nos sentimos por dentro y cómo nos vemos por fuera.

Yo tenía un maestro que decía que no solo había que ser bueno, sino que había también que aparentarlo. Y esto encaja perfectamente con nuestro tema de cambio de imagen. A veces, no somos conscientes de cómo nos vemos por fuera, y sucede también que tal vez nos vemos como no somos… Así que, piénsalo: vale la pena!

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