Cuando entramos en crisis

Los seres humanos somos únicos. Y a veces pasamos por crisis que no sabemos cómo sobre llevar. Esas crisis a veces ocurren por experiencias que hemos vivido que no hemos podido superar y entonces se quedan ahí, fijadas en el inconsciente, pero nosotros no las recordamos. Lo único que sabemos es que hay algo que nos molesta, pero no sabemos qué es.

¿Por qué se dan estas crisis?

Si tomamos la decisión de averiguarlo, vamos a iniciar un proceso de búsqueda dentro de nosotros mismos, ya sea porque seguimos una terapia o porque iniciamos un proceso de meditación o imaginación guiada.  Otras veces, esas crisis se dan porque sentimos que tenemos un defecto en nuestro cuerpo, que todos lo notan y éste no nos deja vivir. Lo único que deseamos es eliminarlo, sintiendo que con su eliminación vamos a poder tener la vida que queremos tener. Pero lo más común y que ocasiona todas nuestras crisis es sentir que no estamos viviendo la vida que queremos vivir. Y pasan los años y seguimos con ese dolor de no estar haciendo lo que quisimos hacer.

Reinventarte. Esta palabra suena a empezar de cero.

Cuando estudiaba psicología, me fascinaba leer a los diferentes teóricos que esgrimían conceptos  para enfocar su estudio de la personalidad desde un punto de vista único y proponer una teoría para entenderla. Y lo que más me fascinó fue comprender que muchos de ellos se enfocaban en dichos conceptos motivados por alguna cosa de su propia vida

Llegué a la conclusión de que el hecho de haber sufrido por algo, o el hecho de haber carecido de algo, o haber tenido demasiado de algo, fue precisamente lo que los llevó a estudiar psicología. Para entenderse y entender a los demás. Entonces, se puede estudiar la personalidad desde el punto de vista de la sexualidad, de la inferioridad, de lo inconsciente, de las crisis que se dan a lo largo de toda nuestra vida.

Podríamos decir que desde que nacemos hasta más o menos la mitad de nuestra vida, nosotros construimos una parte de nosotros un tanto de forma automática y manipulada por otros, internos y externos, pero, de acuerdo con Jung, hacia la mitad de la vida se nos presenta la oportunidad, si nos damos cuenta, de presenciar en nosotros el nacimiento de un nuevo individuo psicológico: nuestro ser completo producto de la individuación.

Seguir pensando que nuestra personalidad queda fijada por ahí de los 5 años y que ya nada podemos hacer, es un pensamiento obsoleto e inútil. Sentir que cuando llegamos a la mitad de la vida lo único que queda es ir haciéndose a un lado para que surjan los más jóvenes mientras nosotros nos posicionamos en lo que logramos conseguir, si lo logramos, es algo patético.

Cuando nos damos cuenta que construimos una vida, tenemos una carrera, unos hijos que crecen, un trabajo o varios, en realidad es el momento para pararse y preguntar: ¿estoy bien así? ¿podré conseguir algo más? ¿podré buscar un cambio y reinventarme para dar todo lo que todavía puedo dar?

Si te has preguntado eso, si lo crees realmente, si sentís ese impulso por cambiar tu vida y hacer algo más a partir de esa nueva vida, te invito a dar click aquí abajo

Dejar un comentario